
De ella destacaría tres cosas: 1. La austeridad. Austeridad en la indumentaria, austedidad en los paisajes, austeridad en los diálogos, austeridad de efectos especiales (el diablo no se le aparece a Jesús en el desierto, llega caminando desde la lejanía), incluso me atrevería a decir austeridad de carga ideológica, ciñéndose estrictamente al texto biblico. 2. El texto bíblico. Éste se encuentra omnipresente en todo momento en los labios de Jesús (Enrique Irazoqui). Se reconocen fragmentos enteros. 3. La música. Simplemente una delicia para los oidos, una acaricia aterciopelada. En la película se pueden escuchar fragmentos de Bach, de Prokofiev y de música espiritual negra. Si San Mateo en vez de legarnos un manuscrito nos hubiese legado una película, ésta sería sin duda la película.