miércoles, 30 de enero de 2008

LOS INICIOS DEL CINE Y SU POLÉMICA

En sus comienzos, como es lógico, el cine carecía de una crítica especializada, de este modo, no es de extrañar que los primeros teóricos que se aventuraron a lanzar las primeras teorías vinieran del mundo literario como los formalistas rusos, por poner un ejemplo.
Este incipiente arte contó tanto con acérrimos defensores como detractores. Estos últimos trataron de quitarle un prestigio con el que aún no contaba.
Uno de los primeros debates que todavía tiene vigencia en la actualidad fue si el cine podía considerarse un arte o, por el contrario, era un mero registro mecánico de fenómenos visuales.
Afortunadamente, un gran número de teóricos de los primeros años trataron de demostrar las potencialidades artísticas del cine. Para demostrar que la humanidad se hallaba delante de un arte tan legítimo como cualquier otro, dichos teóricos se centraron tanto en la diferenciación del medio cinematográfico con respecto a las demás artes, así como en su posible relación con ellas. De tal modo se creyó que el cine absorbería el resto de artes espaciales (arquitectura, escultura y pintura) y también las temporales (poesía, música y danza).
Rudolf Arheim afirmó “el cine es el arte por excelencia, su única pretensión ha sido entretener y distraer; ha vencido a las artes anteriores en cuanto a belleza se trata”.
Diecisiete años antes de las manifestaciones de Arheim, en 1916, un manifiesto futurista, El cine futurista, reclamaba el reconocimiento del cine como arte autónomo y que no debía imitar al teatro.
En el cine puro, el ideal era desprenderse de todo elemento que no fuera puramente cinematográfico. – Pero cómo conseguirlo cuando una de las principales cosas que nos ha enseñado el S. XX es la interdisciplinariedad tanto en el terreno de las artes como en el de la crítica.
Canudo en 1926, con sus teorías impresionistas sugirió que el cine sería como una pintura y una escultura evolucionando en el tiempo. Es probable que Canudo tuviera en mente el Laocoonte de Lessing a la hora de realizar tales afirmaciones.
Otro ejemplo de la visión del cine como arte es el que pone Louis Deluc en Cinéma et cia 1919, cuando promulga que el cine es el único arte verdaderamente moderno ya que emplea la tecnología para estilizar la vida real. Esto se verá cuestionado más tarde por el Neorrealismo italiano y el cinéma verité francés.
Germaine Dulac nos dice que el cine es el arte de la visión. Para él, el movimiento y el ritmo constituían la esencia única e íntima de la visión cinematográfica. Aunque a priori nos pueda parecer una perogrullada, la visión del cine como medio exclusivamente visual generará un ferviente debate a partir de la llegada del sonoro en los años 30.
Como se puede observar, el nacimiento del nuevo arte provocó numerosos debates y polémicas en boca de una crítica que paulatinamente se iba especializando cada vez más en este medio.

1 comentario:

gusito dijo...

Estupenda introducción a la teoría del cine. Creo que es muy importante reflexionar sobre el cine y su función. Sin duda el cine se ha nutrido de la experiencia humana para su desarrollo. El hombre (y se ha de entender que la mujer también) es la medida de todas las cosas. Pero también ha servido, pienso, como mecanismo de reproducción social. Sus estereotipos perpetúan estilos de vida. Soy de los que piensan que el cine educa, tal vez mal, pero educa. Mi generación ha crecido viendo cine; disfrutando, riendo, llorando y sufriendo con sus historias; aprendiendo a diferenciar el bien del mal, el bueno del malo; imágenes que también han ido alimentando nuestros sueños y, a veces, nuestras pesadillas.